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¿Por qué la doctrina católica se relacionó con las pitonisas paganas?
Desde los mosaicos de Santa María la Mayor en Roma, en el siglo V, hasta los manuscritos del 1500 del taller de Jean Poyer, estas figuras dejaron su huella, desafiando el paso del tiempo con sus voces que predecían la llegada de lo divino.
Analiza la evolución de estas figuras y cómo se convirtieron en símbolos de un futuro trascendental.
A través de una cuidadosa investigación, se revela la conexión entre el Libro de Horas de Luis de Laval y el Codex Iconographicus 414, dos piezas maestras que nos cuentan historias olvidadas.
Además, descubrirás cómo los ciclos iconográficos del siglo XV, especialmente en los grabados de San Filippo Barbieri y Baccio Baldini, trazan un mapa donde lo pagano y lo cristiano se funden.
Lo que realmente cobra vida a este relato son las imágenes en alta resolución. Una selección única de las bibliotecas más prestigiosas del mundo: la Biblioteca Nacional de Francia (BnF), la Biblioteca del Arsenal de París, la Morgan Library, la Biblioteca Estatal de Baviera, la British Library…
Según Giovanni Boccaccio, en 1375, una sibila es “la que lleva a Dios en la mente.”
Catorce siglos antes, Varrón señaló proviene de un término griego, “siboulen”, que significa “voluntad de Dios” o “designio de Dios”.
Por tanto, las sibilas son aquellas que interpretan la voluntad de Dios, inspiradas por el pensamiento divino.
Los cristianos hablan de hasta doce sibilas. En el s. I a. C., Marco Terencio Varrón realizó una lista de hasta diez sibilas.
Más tarde, tuvo gran repercusión el ciclo completo de sibilas que se encuentra en la Camera paramenti del palacio romano del cardenal Orsini. Aunque esa iconografía seguía la formulación original, se añaden dos nuevas sibilas: la Europa y la Agripa. Además, se asignó una profecía relativa al nacimiento de Cristo a cada una de ellas. Esas doce sibilas aparecen representadas en el Códice Iconographicus 414 de l Biblioteca Estatal de Baviera, de la siguiente manera:
Dicho Art Book se basa en un códice conservado en la Biblioteca Estatal de Baviera, en Múnich, bajo la signatura de Codex Iconographicus 414.
Este manuscrito se le atribuye al taller de Jean Poyer y consta de 25 miniaturas iluminadas en la ciudad francesa de Tours en torno a 1490-1500.
Formó parte de la colección del duque Maximiliano I de Baviera en 1641-42. A comienzos de siglo XIX estaba en el colegio de los jesuitas de Múnich, desde donde pasó en 1843 a la Biblioteca Estatal de Baviera.
Su importancia la reconoció Durrieu en 1892, cuando observó su estrecha relación de dependencia del Libro de Horas de Luis de Laval.
Miguel Ángel Buonarrotti culminaría un milenio de iconografía de las sibilas en la espléndida serie de la capilla Sixtina. Cinco sibilas paganas y siete profetas cristianos aúnan su mensaje para expresar que predijeron el fin de los tiempos, representado en el Juicio Final de la capilla, donde se celebran los cónclaves para la elección del Papa.
Pretendían demostrar que también los paganos, a pesar de su ceguera moral, habían descubierto involuntariamente indicios de la revelación cristiana.
Las sibilas se convierten en testigos paganos de la Revelación a lo largo de todo el arte medieval y renacentista, signos del futuro que predicen la instauración de la Iglesia Universal y del Juicio Final.
El papel de estas mujeres en la Historia de la Salvación las convertía en «mujeres ejemplares», debido a la concepción del cristianismo que contaron con precursores entre los más ilustres filósofos paganos, incluyendo a las sibilas.
Las sibilas estuvieron presentes en las iglesias cristianas durante muchos siglos a través de la vista y el oído.
El resurgimiento de la Antigüedad que se desarrolló en el Renacimiento, tuvo como fundamento la admiración por los modelos formales antiguos, y en consecuencia, también la mitología y otros motivos paganos.
En el ámbito artístico, los temas religiosos y paganos se yuxtaponen en el arte del Renacimiento de forma compleja. Hoy sabemos bien que en este periodo las corrientes anticlásicas no desaparecieron nunca, y los motivos paganos con frecuencia se entrelazaban con el mensaje cristiano.
El caso de las sibilas, un tema previamente conocido en el arte cristiano, despierta un interés singular a partir del siglo XV, y las inserciones figurativas de la Sibila en el arte medieval derivan en ciclos iconográficos completos, cuyo mensaje es netamente cristiano. La incorporación de estas imágenes en el arte cristiano, frecuentemente asociadas a las de los profetas del Antiguo Testamento, remite al anuncio de la Redención de los pecados asociada en primer lugar con la Encarnación y también con la Segunda Venida de Cristo al final de los tiempos. En el Renacimiento, este significado cristiano no desaparecerá, sino que se verá potenciado.
- Alejandro García Avilés, Catedrático de Historia del Arte por la Universidad de Murcia y Director del Centro de Estudios Visuales (VISUM) de la Universidad de Murcia. Su investigación se centra en las culturas visuales de la Edad Media, con especial atenció a los discuros visuales marginales y a la relación entre imágenes de culto y rituales religiosos y profanos.
- Antonia Martínez Ruipérez, investigadora doctorada contratada en la Universidad de Murcia. Su línea de investigación es el arte medieval.
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A todo color con papel semi-mate de 150 gramos.
400 páginas con 353 dibujos, grabados y fotografías a color.
21 X 29’7 cm
Cartoné glasofonado, plastificado en mate y lomo redondeado
ALEJANDRO GARCIA AVILÉS, Catedrático de Historia del Arte por la Universidad de Murcia y Director del Centro de Estudios Visuales.
ANTONIA MARTÍNEZ RUIPÉREZ, investigadora doctorada contratada en la Universidad de Murcia.